Entresijos - El proceso creativo tras Ojos de Agua

¡Hola a todxs!

En este soleado domingo me apetecía volver al blog para contaros algunos de los detalles del proceso creativo que se esconde tras mi libro Ojos de Agua. Llamaré a esta sección entresijos, por ser una palabra misteriosa y que invita a pensar y a descubrir. Sin más, ¡empezamos!:

Cuando eres ilustrador, es cuestión de tiempo que quieras escribir e ilustrar tus propios libros. Así pues, cuando Adrián, editor de Rimpompante, me propuso editar mi propia obra no me lo pensé dos veces: llevaba tiempo con varias historias rondando en mi cabeza, ideas a las que quería dar forma, personajes a los que deseaba dar vida.

Fue así como empezó Ojos de Agua.

Ojos de Agua y su amigo Takoda

Ojos de Agua, al principio, no iba a ser una india americana. De hecho, en mi mente tenía un aspecto bastante diferente: se iba a llamar Lakshmi, tendría la piel olivácea, e iba a ser una pequeña de la India. Esta niñita, a la que apodaría pequeña niña tigre, venía e iba por aquí y por allá, a veces con un peinado distinto, otras con un atuendo diferente; el caso es que ella estaba ahí (sigue ahí), pero su historia parecía ser otra, y no aquella que yo había pensado en un principio.

Una tarde, mientras pasaba el pulgar por la pantalla del móvil y me perdía en la lupa de Instagram, me topé con una estadística de la Cooperative Children’s Book Center, en la que se reflejaba las razas a las que pertenecen los protagonistas de LIJ que existen hoy día en el mercado. En ella, podemos ver que la mayoría de los protagonistas son de raza blanca, mientras que los indios americanos tan solo representan un 1,05% de todo el panorama editorial (al menos, en Estados Unidos, donde el debate de la diversidad aplicada en todos los ámbitos de la vida está siempre a la orden del día).

Estadística sacada de Soaring Kite Books

Estos datos tan reveladores me hicieron reflexionar: ¿Por qué no crear un personaje que ayude a mejorar esos números? A fin de cuentas, el mundo en el que vivimos es diverso, y es precisamente esta cualidad la que lo hace infinitamente interesante y bello.

Ojos de Agua, entonces, se me presentó como una pequeña india americana, una india de enormes ojos azul turquesa, con una historia mágica que contar; y es que, con este libro no solo pretendía representar a una etnia minoritaria, sino que también quería hacer hincapié en el valor e importancia que tiene el agua en nuestras vidas. Justo ahí es donde mi personaje tiene cabida, donde su universo se comienza a formar.

Antes de crear al personaje en sí mismo, y una vez encuadrada su historia en una preciosa libreta de Doña Tos, me hice a la búsqueda de documentación acerca de las diferentes tribus de indios americanos que existen (y existían): sioux, apache, cheroqui, etc.; pretendía encontrar a la tribu donde Ojos de Agua estuviese mejor representada, y donde, por supuesto, su historia tuviese sentido.

Finalmente, tras surfear durante varios días por la red y leer mucho acerca de los distintos pobladores de América del Norte, acabé por claudicar y por escoger a la tribu Powhatan. Menciono el verbo claudicar porque, como os podrá sonar, la famosa india de la gran pantalla Pocahontas pertenecía a la tribu Powhatan. Por algún motivo que no alcanzo a comprender, no quería que Ojos de Agua tuviera nada que ver con Pocahontas; sin embargo, tras estudiar el perfil de esta tribu, así como su asentamiento, costumbres, vestimentas, etc., comprendí que Ojos de Agua debía vivir en esta tribu y no en otra.

De acuerdo con la Enciclopedia de Tribus Nativo Americanas (Encyclopedia of Native American Tribes), Powhatan es una palabra algonquina, cuyo significado es en las cascadas; de hecho, el asentamiento de la tribu se encontraba en las cascadas del conocido río James (Virginia). Además, esta tribu aprovechaba de manera excelente los recursos que les proporcionaba el agua, pues vivían principalmente de sus cultivos (como el maíz), así como de la caza y la pesca. Así pues, dado que Ojos de Agua no sólo es una india, sino que su historia tiene mucho que ver con el uso que hacemos del agua como recurso vital, acabé por escoger a la tribu Powhatan como su familia particular.

Una vez recabé toda la información que pude, empecé a diseñar a los personajes. Así, tanto Ojos de Agua como el resto de los personajes que aparecen en la historia, llevan atuendos y joyas inspirados en los que llevaban los indios de la tribu Powhatan, aunque, eso sí, con alguna que otra pequeña licencia artística, para hacer a los personajes interesantes y visualmente atractivos.

Finalmente, una vez el manuscrito estuvo pulido y el tamaño del libro escogido, empecé a diseñar las páginas como si no hubiera un mañana. Trece ilustraciones dobles, guardas y portada; y luego muchos trazos, muchos meses coloreando, dando luz y sombra, contraste, brillo… Todo para crear el álbum ilustrado que verdaderamente me apetecía hacer, el que tengo hoy entre las manos.

Desde que Ojos de Agua nació en forma de idea, hasta que tuve el placer de verla impresa, pasaron exactamente 9 meses… ¡9 meses! Es un embarazo. No me extraña que sienta a mi creación como una especie de bebé.

9 meses en el mundo de la edición tradicional no es un periodo de tiempo excesivo. De hecho, podríamos decir que es un periodo de tiempo más bien corto; por eso siempre insisto en que en esto del mundo editorial hay que cultivar la paciencia. Todo llega, pero los tiempos que manejan las editoriales suelen escaparse a nuestras expectativas; sin embargo, no hay que desanimarse por ello. Tan solo tenemos que creer en nuestro proyecto y perseverar.

Desde este pequeño rincón virtual, doy las gracias a todas aquellas personas que han adquirido un ejemplar de Ojos de Agua, y también a todas aquellas que reconocen y aprecian el esfuerzo que hay detrás. No es sencillo sacar adelante un álbum ilustrado, y me halaga ver que Ojos de Agua hace feliz a toda persona que la descubre y lee su historia.

Ahora ya sabéis un poquito más sobre ella…

¡Que paséis un feliz domingo!

Eva

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